Y más importante aún… ¿por qué su participación puede marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso?
La cultura de inocuidad no se construye sólo con procedimientos y capacitaciones. Se construye día a día, desde el ejemplo, el liderazgo y la coherencia.
Y eso comienza, sin excepción, desde la alta dirección.
Cuando los líderes se involucran activamente:
Establecen el tono organizacional
Demuestran que la inocuidad no es opcional, sino parte del ADN empresarial
Asignan los recursos necesarios y promueven metas claras
Fomentan una comunicación interna que alinea y motiva
De hecho, según la norma ISO (2018), el liderazgo visible y comprometido es esencial para integrar la inocuidad en la cultura organizacional, estudios como los de Huang et al. (2020) y Giménez et al. (2018) lo confirman:
El compromiso de la alta dirección es el motor que impulsa una actitud proactiva y consistente en todos los niveles.
Sin ese respaldo, los esfuerzos en seguridad alimentaria pueden volverse superficiales, con bajo impacto real en la operación diaria y, peor aún, en la confianza del consumidor.
En la industria alimentaria, no hay espacio para la improvisación. Una cultura sólida de inocuidad protege a las personas, a las marcas y al negocio. En 360 GMS ayudamos a líderes y equipos a desarrollar y desplegar culturas de inocuidad robustas y sostenibles, alineadas con los más altos estándares internacionales.
